EL REGRESO DE PEP. El exentrenador del Barça es feliz en Múnich. Su familia se ha adaptado bien, sus colegas catalanes le visitan casi cada fin de semana, el Bayern gana y juega bien y sus jugadores le adoran. De hecho, de Barcelona solo echa de menos las comidas con sus amigos, poder ir al teatro con más frecuencia o jugar al golf con un buen sol. Sin embargo, estoy seguro de que hoy, cuando coja el avión con destino a Alemania, le entrará esa nostalgia que sufren los humanos sensibles cuando se alejan de algún ser o lugar querido. El regalo que ayer le ofrecieron sus exjugadores y el cariño que los aficionados culés le mostraron no tiene precio. Está bien que Pep haya vuelto a pisar el Camp Nou. Para el Barça es positivo que Cruyff y Guardiola se acerquen al club. Ellos fueron los que inventaron lo que vimos ayer...
ESPECTACULAR MESSI. Hizo lo que quiso, cuándo quiso, con quién quiso y cómo quiso. Messi es tan superior al resto de los futbolistas que a veces uno siente vergüenza ajena por cómo humilla a sus rivales. El espectáculo ofrecido ayer no pasó por alto a nadie, ni mucho menos para Guardiola, que disfrutó como un culé más en el estadio. Hacía tiempo que Pep no veía a Leo en directo y viendo las reacciones que tenía el exentrenador del Barça cada vez que Messi cogía la pelota, está claro que volvió a alucinar. Y no hay para menos. No creo que nadie dude hoy de que el argentino es el mejor del mundo y con mucha diferencia sobre el que le sigue.