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Derrota y autocomplacencia

OPINIÓN

Se pudo ver mucha intensidad en las disputa de los balones / | sport

Autocomplacencia 

El primer tiempo fue azulgrana: toque, posesión retórica, fútbol-control y tres ocasiones. Con energía y corazón, con una defensa hombre a hombre y más energía, el Madrid le dio la vuelta en el segundo tiempo. El Barça palideció con pérdidas infames, regaló balones absurdos y sin nadie que quisiera la bola para amenazar, acabó entregado. Los goles, de Vinicius - de rebote también valen- y Mariano -inédito este curso-, recompensaron la ambición del Madrid y dañaron al Barça más estático, previsible y plano que uno recuerda en años. La metáfora que explica el partido fue una jugada en la que Messi, desesperado, persiguió a Casemiro hasta derribarle. Los pájaros y las escopetas. Setién dijo que su equipo estuvo perfecto en el primer tiempo y que la derrota “no tenía mucho significado”. La realidad es que la musicalidad de sus palabras no tapa que su equipo no está bien y que lo único que no necesita escuchar el socio es un discurso ficticio y autocomplaciente.

Asignatura pendiente

No fue un partido, fue un concurso de fricción. Había necesidad compartida y urgencia. En el primer acto, la intensidad fue ‘perica’ y en el segundo, rojiblanca.  En el primer tiempo, un nombre: De Tomás. En el segundo, gol de museo: copyright Saúl. Al final, punto estéril para ambos. Si los de Abelardo siguen compitiendo así, salvarse no será imposible. Y si los de Simeone siguen regalando un tiempo por partido y sin ganar fuera de casa, no jugarán Champions..

No hay domingo tranquilo

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Esa es la frase de cabecera para el Sevilla FC este curso. Tras la agonía ante el Cluj y con Nervión en estado prebélico, el equipo se fue al descanso con 2-0 a favor. ¿Por fin calma? Ninguna. Con dos goles a favor y el contrario con diez, Osasuna empató y el Sánchez-Pizjuán entró en pánico. Con medio equipo atenazado, apareció En-Nesyri, en el alargue, para desatascar un partido-trampa y ser el respirador artificial de Julen. Final de infarto, tres puntos y tercera plaza. La resaca no engaña al sevillismo: Cuanto mayor es la dificultad, mayor es la gloria.