El fútbol es tan emocional que cuesta mucho que todos sus actores mantengan los pies en el suelo. Y no hablaremos de dinero porque esta batalla hace tiempo que está perdida. Las cifras del fichaje de Neymar por el PSG son tan escandalosas como las de Dembélé por el Barça. O las de Paulinho, cada uno en su contexto. Hoy, sin embargo, nos detenemos en cuestiones más sentimentales.
La presentación de Ousmane Dembélé sirve como ejemplo. Se incidió desde el club en el esfuerzo que ha hecho el delantero francés por recalar en el Barcelona. El pasado 26 de junio, es decir, a punto de cerrar la temporada pasada, el director deportivo del Borussia Dortmund, Michael Zorc, declaró que su futbolista no estaba en venta, que tenía un contrato largo y que denunciaría a cualquier club que se pusiera en contacto con Dembélé. Tras las vacaciones y la pretemporada, el jugador disputó la Supercopa de Alemania ante el Bayern (2-2, victoria de los de Múnich en los penaltis). Con Neymar ya en París, el Barça reconfirmó el interés en Dembélé y el futbolista decidió no presentarse al entrenamiento de su equipo el día 10 de agosto. Ni a ese ni a ninguno más.
El Borussia lo sancionó y apartó del equipo. Por tanto, no jugó el primer partido de Copa (0-4 contra el modesto Rielasingen-Arlen) ni los dos iniciales de liga (victorias ante Wolfsburg -0-3- y Hertha -2-0-). Mientras, Hans Joaquim Watzke, director general del club alemán, lamentaba el acoso y derribo del Barcelona hacia su futbolista. Finalmente, 145 millones de euros han desbloqueado la situación y Dembélé y el Barça han logrado su objetivo. Se escuchó ayer: muchas gracias por el esfuerzo. Seguramente pronto, también Coutinho recibirá el abrazo de la dirigencia azulgrana y el agradecimiento por su rebeldía en Liverpool para vestirse de azulgrana.
Paralelamente, Josep Maria Bartomeu y los servicios jurídicos tratan de llevar a Neymar y al PSG a los tribunales. El caso ya está abierto. El comportamiento del futbolista brasileño es considerado desleal y los actuales directivos del Barça creen que deben defender los intereses azulgranas. Y en eso están. ¿Qué deben pensar los del Borussia Dortmund? ¿Y los del Liverpool? Neymar se entrenó con el Barça hasta el último día. Ni Dembélé ni Coutinho pueden decir lo mismo. ¿Se trataría esto de un comportamiento desleal hacia sus clubs? La ley del fútbol. La ley de la selva. La ley del más fuerte. O sea, la ley del que tiene más dinero. Neymar se fue del Barcelona tal como llegó. ¿Y Dembélé? Veremos. ¿Pedir compromiso? Sin comentarios.
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El Barcelona ha recibido un golpe y ha dado los que ha podido. Así de simple. El negocio funciona así y el Barça forma parte de él. En este sentido, si les parece, sería recomendable que nadie en el club diera más lecciones sobre la manera de comportarse de los demás. Hace tiempo que los dolores de barriga se interpretan como normales. Como vivir con la pinza en la nariz. También ya forma parte de la normalidad.