No hay quien lo entienda. El Barça recuperó hace dos meses a Deulofeu del Everton por considerarlo un futbolista preparado para ser una estrella en el Barça. Y hoy anuncia que lo vuelve a ceder, en esta ocasión al Sevilla. ¡Menuda chapuza! Aquí hay gato encerrado. Y alguien tiene que ofrecer una explicación creíble de esta ida y venida absolutamente ridícula.
Había síntomas que indicaban que a Luis Enrique no le gustaba Deulofeu. No fue titular en ningún partido de la pretemporada y por delante suyo jugaron todos los chavales del filial. El entrenador le recriminó públicamente, hasta en dos ocasiones, que no tenía intensidad defensiva. Y, curiosamente, era el único futbolista del primer equipo sin dorsal. Blanco y en botella, leche...
Puedo entender que Luis Enrique, después de estar dos meses trabajando con Deulofeu, considere que no es futbolista para el Barça. Porque no se entrena bien, porque no defiende bien, porque es demasiado individualista, porque se cree mejor de lo que es... Por lo que sea. Pero lo que no puedo entender es que un futbolista que generaba ilusión en el barcelonismo, por su talento y por su imagen, sea 'borrado' de esta manera de la plantilla.
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Zubizarreta debe explicar muy bien qué ha pasado con Deulofeu. Y Luis Enrique. Todos considerábamos al delantero la perla de la cantera. Todos veíamos en él al extremo desequilibrante que podía romper partidos. Es posible que, con Messi, Neymar y Luis Suárez en ataque, no fuera titular en muchos partidos. Pero de eso a volver a cederlo hay un mundo.