igas en julio y Champions en agosto. Un calendario inverosímil para una situaciòn extraordinaria. La pandemia del coronavirus ha trastocado algo que parecía tan intocable como el fútbol de elite. Todos los actores de este gran negocio buscan finalizar las competiciones para no perder más dinero. Pero no será fácil unificar criterios. Teniendo en cuenta, además, que cualquier decisión deberá contar con la aprobación final de las autoridades sanitarias.
Porque la crisis del COVID-19 parece no tener fin. Las cifras de contagiados y fallecidos continúan cada día en aumento y la maldita curva sigue sin doblegarse. En las actuales circunstancias, se hace difícil pensar en un retorno a la normalidad. Que vuelvan a jugarse partidos, aunque sea a puerta cerrada, se antoja, en estos momentos, una posibilidad remota... que sin embargo hay que contemplar.
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Aunque los futbolistas, los principales protagonistas, no lo tienen nada claro: temen el peligro de un rebrote que acabe con múltiples contagios. Eso, sin duda, sí que sería el punto y final a las competiciones.