Solo es una brisa de esperanza

Algunos, no muchos, turistas están de regreso a Catalunya y las instalaciones del Camp Nou empezaban a notar una brisa de esperanza. Después de tanto tiempo cerradas, de bajar la persiana del museo, de encerrar a cal y canto los Balones de Oro de Messi, de que la tienda haya pasado casi un año sin poder vender camisetas del ‘10’... después de todo esto, se empezaba a ver la luz al final del túnel. Las vacunas han abierto al mundo una nueva realidad pero que, lamentablemente, no es aún como todos desearíamos. El Barça se las prometía felices este verano por ser un momento único para llenar las arcas, pero los repuntes de la pandemia han frenado cualquier esperanza. Es cierto que los turistas vuelven al Camp Nou pero el club aún está lejos de ser esa empresa capaz de facturar millones de euros. La tienda va a medio gas, el museo ha abierto sus puertas pero uno puede pasearse por esos escaparates sin tropezar con un despistado. Y lo que es peor. El club propone un Gamper de altos voltajes con el duelo Messi-Cristiano y con el extra del partido de fútbol femenino, pero la normativa obliga a cubrir solo un 20 por ciento del aforo. Esto quiere decir que donde ganaba 10 millones, consigue solo uno. Esto quiere decir que lo que tenía que ser una fiesta es una minifiesta. Esto quiere decir que el club sigue sin poder sacarse de encima esta losa de la pandemia que le merma más que a nadie. Porque nadie como el Barça es capaz de generar tanto dinero en sus actividades comerciales. Porque nadie es más popular en el mundo que el Barcelona y así es lógico que sea el más afectado. Por todo ello, las restricciones en el Gamper son un problemón. Se ve la luz al final del túnel pero no se acaba de llegar nunca.