Reconozco que escribo con la sangre caliente, la tensión arterial alta y el mal humor rozando lo ilegal. No estamos todavía en el mes de noviembre y al actual campeón de Liga y Copa del Rey españolas le están dando más palos que a una estera desde las instituciones de estado, los medios agrupados bajo el concepto "caverna mediática" y los 'abrazafarolas' -gracias, José María García, por el concepto- que se suben al carro por un plato de lentejas y un minuto de gloria. Triste pero real. Reconozco que me puede cualquier manifestación de violencia, sea verbal o física. Pero igualar, o pretender hacer creer, que cuatro palabras malsonantes de Neymar pronunciadas en ese contexto que se ampara bajo el paraguas de "las consecuencias de la tensión en partido de alto voltaje" totalmente reprobables y que no justifico, por descontado, son equiparables al lanzamiento de objetos que pueden provocar una desgracia. La víctima se convierte en el asesino en serie. Manda narices.
La historia va mutando y quedan diluidas las entradas de Mario Suárez o la de Enzo Pérez, que dejó fuera de esta Liga durante meses a Iniesta. Vale más una imagen que mil palabras. Ahí tenéis la portada de este miércoles de este diario. La fotografía sin retoque del periodista Gerard Romero de lo que también es Mestalla. Una bellota, tres mecheros, un clavo y una botella de agua. A ello hay que sumar la bolsa de pipas que le lanzaron a Alcácer cuando estaba en el banquillo y algún otro objeto más. Material que, en manos de un cafre, puede hacer mucho daño. El fruto es descriptivo de lo que sale del cerebro del que lo lanza cuando lo agitas un poquito y lo pones boca abajo. Al que tiró el clavo le falta, como mínimo, un tornillo. Los de los mecheros son los típicos acomplejados que incendian las redes sociales desde el anonimato. Y el de la botella -al parecer, un menor de edad- retrata a los que le educaron.
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Pero los elementos quedan en la anécdota cuando a Tebas le ponen el micrófono delante y, además de organizar una triste gala en Valencia, se dedica a sacarle el polvo a su carnet de madridista para atizar a los jugadores del Barça. Dice el mandamás de la LFP que a "a mí me daría vergüenza fingir". Voy a llamar a Sergio Ramos, a ver qué piensa al respecto. A la fiesta/campaña se suma el Comité de Competición: "El comportamiento poco ejemplar los descalifica y ridiculiza por si solos (los jugadores del Barça)". Te lanzan todo tipo de objetos desde la grada, con el riesgo que ello supone, y este es el parte médico de la lesión: culpables de que te tiren una botella. La bellota nos señala el camino. Gracias por tanto.