¿Querían transparencia? ¡Pues dos tazas! O más bien 213 tazas, que son los minutos que duró la comparecencia de Josep Maria Bartomeu efectuando el balance anual. La comparecencia del presidente no tuvo nada que envidiar, en extensión, a los míticos discursos de Fidel Castro. Pero las intenciones eran, obviamente, muy distintas. La disponibilidad ante la canallesca tenía truco. El más obvio, mantener la atención dejando para el final los temas deportivos y, de paso, que la guardia estuviera más baja. Sus palabras se pudieron seguir en directo por Barça TV que tuvo el acierto de mostrarnos a los preguntantes a pantalla partida con el presidente. Bartomeu se presentó con una corbata azulgrana, un grado de relajo y tranquilidad elevado, menos balbuceante que de costumbre e invocando a Cruyff en diversas ocasiones. Hábil. Venía preparado para una maratón de despiste a la canallesca. Dio algunos caramelitos como la confirmación del fichaje de Umtiti y la prórroga por tres años más de Neymar. Pero el truco practicado por Bartomeu consistió en aplicar un concepto llamado sobrecarga informativa o infoxicación. Se trata de poner en circulación tal cantidad de datos que el adversario se confunda. En este caso, para minimizar la influencia del principal talón de Aquiles de su mandato, es decir el acuerdo con la fiscalía por el caso Neymar. Buen truco.
Bartomeu, 3:33 horas despistando a la prensa
OPINIÓN
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