Opinión

El Barça de Xavi va muy bien

Xavi, en las oficinas del Barça / SPORT.es

En el Barça la botella nunca está medio llena o medio vacía: o rebosa de alegría o no queda ni una gota de ilusión. Al entorno se le han tensado las orejas en señal de alerta tras ver al equipo sufrir durante los dos últimos partidos, saldados con una victoria y un empate a domicilio. El peaje a pagar por la renuncia incondicional a colgarse del marcador y apostarlo todo a la estética genera a veces análisis algo forzados por el autoimpuesto dogmatismo culé. Está bien que así sea, pero, de la misma manera que no es constructivo juzgar el todo con el único argumento del último resultado, tampoco es lógico sacar conclusiones globales por el fútbol exhibido en el último encuentro.

El trabajo de un entrenador, en este caso Xavi, es abstraerse de todo el ruido externo para, junto a su equipo de trabajo, radiografiar todo lo que se ha hecho bien para potenciarlo y, al mismo tiempo, diagnosticar todos los problemas para poder encontrar la solución a los mismos. La euforia desatada tras las dos manitas a Betis y Amberes contrastan con las suspicacias creadas ante Celta y Mallorca. Y lo cierto es que, ampliando el foco, el Barça hizo cosas muy bien en los cuatro encuentros, de la misma manera que también las hizo mal. Un partido de fútbol es un libro en blanco escrito por entrenadores y futbolistas que lee e interpreta cada uno de los aficionados de forma subjetiva. Sus creadores deben evitar dejarse influenciar por la crítica.

Xavi, en un momento del Mallorca - Barça del pasado martes en Son Moix / Javi Ferrándiz

Porque, más allá del resultado y el juego, están los cimientos en los que se sustenta todo proyecto deportivo que sueñe en grande: talento y actitud. La calidad de los jugadores es la que permite dibujar sobre el césped lo imaginado sobre la pizarra e, incluso, mejorarlo; competir es imprescindible para explotar todas esas virtudes. Al Barça de Xavi le sobran ambas cosas esta temporada. Por eso, jugando a ratos mal, ha sido capaz de remontar dos goles ante el Celta y empatar dos veces ante el Mallorca. Ganar al Barça cuesta mucho o, lo que es lo mismo, este Barça no pierde con facilidad. Gavi lo expresó así: “Este partido hace dos años lo hubiéramos perdido, es una de las cosas que hemos mejorado con mucho con el entrenador, que en estos campos complicados nos llevamos la victoria”, dijo tras ganar en Osasuna. Xavi hizo una reflexión similar tras ganar al Celta: “Normalmente este partido lo perdemos”.

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Y así es. Si algo define al Barça de Xavi es la capacidad competitiva, más allá de ganar o perder, de jugar bien o mal, el técnico ha logrado que sus futbolistas crean en él. Y ese es el primer paso para convertir la fe en una religión futbolística total.

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