El Bayern salió con la consigna de vender muy cara su derrota. Unos primeros minutos con una gran efectividad del equipo alemán, descentraron a las figuras blaugranas. La puesta en escena de un efectivo Hilliard y, en general, el elevado nivel de acierto del Bayern, hicieron enmudecer a un Palau que sufrió de lo lindo en el primer cuarto. Mirotic no encontraba su sitio pero, en general, ningún jugador del Barça estaba entonado.
La entrada de Exum fue un revulsivo necesario para iniciar la remontada en el tramo final del primer cuarto. La defensa hizo su aparición en el conjunto de Jasikevicius. El técnico apostó por un equipo defensivo, visto que el ataque no funcionaba, y la apuesta le dio resultado. Un parcial de 12-0 al inicio del segundo cuarto, marcó la dinámica de lo que restó de duelo. Saras no dejaba pasar ni una a sus hombres. Cualquier error era penalizado con el banquillo. Los cambios antes del descanso fueron constantes y ello hizo que todos los blaugranas adquirieran un plus de motivación que se tradujo, por ejemplo, en jugadas espectaculares y un dominio claro del Barça al descanso, 43-33, tras un triple final de Laprovittola.
EL BAYERN NO BAJÓ LOS BRAZOS
Parecía que el Barça, en la reanudación, lo tendría más fácil. Pero no fue así. El Bayern se volvió a acercar en el marcador y dejó claro que iba a por el partido. Jasikevicius tuvo que rehacer su equipo inicial del tercer cuarto, puesto que no acababa de funcionar. Volvió a poner en pista a piezas defensivas como Exum y Jokubaitis para dar mayor consistencia a los blaugranas. Sin olvidar a un Davies que se estaba erigiendo en líder del equipo y que fue decisivo en rebotes, puntos, defensa y ascendencia sobre el resto de sus compañeros. Pero el Barça no acababa de romper el partido.
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Alternaban minutos espectaculares, con momentos de errores que desquiciaban a Jasikevicius. En el inicio del último cuarto, los blaugranas lograron su máxima renta para, acto seguido, volver a relajarse y permitir que un Bayern combativo les comiera terreno poco a poco. El enfado de Saras fue monumental y se tradujo en el cambio de los cinco jugadores de pista. Al final, la lógica se impuso. Con un Palau entregado, el Barça ganó un primer partido de la serie que se me antoja fundamental. Que nadie espere a un Bayern más relajado en el segundo duelo. Los equipos de Trinchieri siempre luchan hasta el final.