Este Barça de esplendoroso pasado no tiene presente. Pero apunta a un brillante futuro. La transición entre un equipo campeón de todo y otro que aspira a ser triunfal pasa, inexorablemente, por una crisis de identidad y de resultados. La decadencia del mejor Barça de la historia no ha sido bien gestionada. Y ahora se pagan las consecuencias. En una misma plantilla conviven jugadores futbolísticamente agotados con jóvenes de enorme talento pero sin experiencia. Y con esta extraña combinación debe iniciarse la reconstrucción.
La tarea de Xavi se antoja titánica. Sabe cuál es el camino. Quiere ser fiel a la identidad. Y al modelo. Pero se enfrenta a demasiados problemas como para encontrar una solución inmediata. El empate en el campo de Osasuna fue una demostración más de las carencias de este equipo. Los jóvenes Nico, Abde o Gavi fueron el motor de un Barça excesivamente frágil incluso para saber defender un 1-2 a favor en la recta final de un partido que había que ganar sí o si.
El empate final es la imagen de la impotencia, de la desesperación de un técnico que se empeña en resucitar a un vestuario moribundo. La Liga ya hace tiempo que está perdida. Pero ahora corre serio peligro la clasificación para la próxima Champions. Quedar entre los cuatro primeros se antoja ahora una proeza. Y ese es el gran drama de este Barça. Se ha convertido en un equipo tan mediocre que ya no genera ningún tipo de confianza.
El Barça es débil. Sin pegada arriba. Y roto en defensa. La ilusión de los chavales permitió adelantarse a los blaugranas por dos veces en el marcador en El Sadar. Pero la victoria se escapó. Una vez más. En una terrorífica demostración de incapacidad. Decía Xavi que el Barça no puede instalarse en la derrota. Sin embargo, solo ha sumado un punto en sus últimos tres partidos.
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El KO en la Champions fue doloroso. Muy doloroso. Y se esperaba una reacción que permitiera mirar hacia adelante con algo más de optimismo. Nada de nada. Un empate que sirve de muy poco. Y que arroja más dudas sobre la capacidad de este Barça de sobreponerse a su terrible situación. Los refuerzos del mercado de invierno se hacen imprescindibles. Laporta y Mateu Alemany deberán hacer magia para conseguir las salidas de jugadores intrascendentes (lo de Coutinho es vergonzoso y merece un artículo aparte) y conseguir los fichajes que den aire al equipo de Xavi. Hay que ser muy optimistas para imaginar que esta temporada no acabe siendo desastrosa.