Por fin. El Barça había salido escaldado en todos los duelos decisivos de la temporada. El equipo de Koeman necesitaba dar la cara ante un rival directo para creer en sus posibilidades y fue capaz de dar un golpe en el Sánchez Pizjuán sometiendo al rival de principio a fin. Ha sido una temporada extraña y muy irregular, pero la victoria ante el Sevilla afianza clarísimamente las opciones para poder ganar un título. El Barça de Koeman se mete de lleno en la lucha por la Liga y también por la Copa. Porque los futbolistas ya tienen claro el camino para remontar la semifinal ante los andaluces el próximo miércoles. El subidón de moral es inestimable.
No era un partido fácil y Koeman acertó. El entrenador ha tenido poca incidencia en el devenir de los encuentros importantes y pocas veces ha conseguido cambiar el signo de los partidos. Pero se la jugó en Sevilla alineando a tres centrales y dos carrileros y la realidad es que desarboló al rival y le dejó sin argumentos. Con esta sencilla variante, el Barça ató en corto los temidos contragolpes de los de Lopetegui y tuvo muchísimas opciones por las dos bandas, con un Dembélé excepcional que interpretó perfectamente los espacios arriba.
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Fue un triunfo coral. Trabajado y bien rematado. Porque el Barça mereció sentenciar mucho antes aunque sufrió por las bajas. Koeman no ha tenido suerte con los lesionados y tuvo que ver como Piqué, Pedri y Araújo debían volver al banquillo antes de tiempo. Pero los blaugrana se sobrepusieron y pudo su ansia de ganar un título. Ahora ya son segundos en la Liga y el calendario es propicio. No se sabe lo que pasará, pero que nadie dude que este equipo luchará hasta el final.