Un Madrid más físico
El Barça no pudo aguantar el ritmo de los blancos. Fue un partido sin tregua en el aspecto físico, y los hombres de Laso supieron gestionarlo mucho mejor. El primer cuarto marcó lo que iba a ser el duelo ya que el Madrid puso el listón de los contactos y el ritmo a un nivel muy alto. La reacción blaugrana en el segundo periodo, con ausencia de los titulares, fue destacable.
Pero tras el descanso el partido dio otro vuelco, y entonces se aposentó la sensación de que la continuidad en el esfuerzo y la iniciativa se iban decantado por el lado de los anfitriones. La capacidad anotadora del Barça cayó en picado. En parte por la buena defensa del Madrid, por la intimidación de jugadores como Tavares y, también, por los pocos argumentos ofensivos de los blaugranas. No hubo reacción final. Faltó liderazgo, ideas y fuerza en el tramo final del partido. El Barça no pudo competir hasta el final.
El Barça perdió todos los duelos
En muchas ocasiones este tipo de partidos se deciden por los enfrentamientos individuales entre las estrellas de ambos equipos. No cabe duda de en este apartado los hombres de Laso fueron superiores. Todos los seguidores del Barça tenían depositadas buena parte de sus esperanzas de victoria en el triangulo Higgins-Mirotic-Davies. No fue su día.
Se encontraron con los Deck, Randolph, Tavares o Taylor que los superaron con claridad. Por este desequilibrio en los duelos directos se empezó a fraguar la derrota. No menos importante para el desarrollo del encuentro fue la actuación de los bases.
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En esta parcela también los madridistas estuvieron mejor. Todo y los triples de Delaney, el ritmo, criterio y acierto de Campazzo desarboló en muchos momentos la defensa blaugrana. Tan sólo Tomic, durante unos minutos, fue claro dominador de la pintura. Pero duró muy poco. Nada que objetar al triunfo del Madrid. Fueron mejores en todas las parcelas, tanto colectivas como individuales