Quién iba a dudar de Rafa Nadal. Competitividad, garra y esfuerzo en otra actuación estelar más de su carrera. El tenista balear se impuso a Berrettini en las semifinales del Australia Open por 6-3, 6-2, 3-6 y 6-3 y jugará final ante Medvedev o Tsitsipas.
Tras seis meses fuera de las pistas por lesión, ante un rival tan incómodo como Berretini y con problemas estomacales durante los cuartos de final, el actual número 5 del mundo recurrió a su experiencia en los grandes torneos para presentar la candidatura al título.
El de Manacor estuvo excelso. Se hizo fuerte en el revés y en los restos para buscar constantemente los puntos débiles del italiano. Bolas altas, lanzamientos al fondo de la pista y un ritmo de juego altísimo para lo que el italiano no tuvo ningún tipo de respuesta.
El transalpino cometió 14 errores no forzados en el primer set y otros 10 en el segundo. No tanto por desconcentración, sino porque el de Mallorca fue un auténtico vendaval. Ni un ápice de duda en su rostro. Tampoco en su juego, rayando a niveles excelentes.
La versión más humana en el tercer set
Tuvo su momento Matteo Berrettini. Con 4-3 en el tercer set, el transalpino logró su primera bola de rotura en todo el partido con una gran recital de devoluciones al poderoso saque de Nadal. Su estado de ánimo se disparó y el juego en blanco para llevarse el set produjo un efecto en cadena en la grada.
Nadal, durante el partido de hoy
| EFEPese a ir remolque, el ex número 1 del mundo se mostro impasible. Porque nada más lejos de la realidad: en el cuarto set tiró de oficio y aniquiló de forma definitiva al italiano. Con 3-3 forzó la ventaja parcial con un saque directo en lo que era un preludio de lo que venía. Rompió su servicio en el octavo juego y el resto ya es historia.
Rumbo a su Grand Slam número 21
Nadal tiene cuentas pendientes con el Australia Open. Ha alcanzado la final hasta en cinco ocasiones (2009, 2012, 2014, 2017 y 2019), pero tan solo un título aparece en su palmarés (2009). Djokovic -hasta en dos ocasiones-, Federer y Wawrinka fueron los antihéroes.
Sin Djokovic, deportado del país por el incumplimiento de la normativa Covid-19, ni Federer en el torneo, el español tiene ante sí la oportunidad de convertirse en el tenista más laureado de la historia: podría alcanzar su Grand Slam número 21.
El 13 veces ganador de Roland Garros tiene un palmarés envidiable: más allá de su idilio con el campeonato francés, también suma dos Wimbledon, cuatro Abiertos de Estados Unidos y un Open de Australia. Nadal, sin duda, tiene una cita pendiente con la historia.
La enésima final en un gran torneo
El español disputará su final número 29 en un Grand Slam a sus 35 años y después de superar una grave lesión: "Han sido meses duros. Cada día era un problema en el pie y las dudas siguen y seguirán para el resto de mi carrera".
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El nivel del tenista, sin embargo, es intachable y la ausencia de Novak Djokovic agranda su papel de favorito: "Hace un mes y medio no sabía si volvería al circuito y aquí estoy". "Me ha sorprendido estar en la final", sentenció.