Garbiñe Muguruza explicó tras su pase a los cuartos de final del Open de Australia que uno de sus secretos que le han ayudado a alcanzar este nivel en esta edición ha sido el hecho de ser paciente a pesar de que los resultados no acompañaran. Ahora se enfrenta a Anastasia Pavlyuchenkova.
El morbo de su duelo de cuartos estará, precisamente, en el banquillo de la rusa, ya que contrató como entrenador al extécnico de la hispanovenezolana, Sam Sumyk. "Juego contra una tenista y no contra un equipo", espetó tajante la española cuando le preguntaron por esta situación.
“Los resultados no fueron tan buenos pero yo no me desespero. Al final no hay tantas jugadoras que puedan alcanzar finales y semifinales cada año”, agregó Muguruza tras superar por primera vez una cuarta ronda de un Gran Slam desde la edición de 2018 de Roland Garros.
La hispanovenezolana confirmó sus buenas sensaciones y admitió que ante la neerlandesa Kiki Bertens (9) volvió a jugar muy bien como consecuencia de tomar el control del partido desde el principio.
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“Siempre he dicho que tener un balance positivo ayuda a la hora de afrontar el partido pero toque quien me toque va a ser un partido muy duro porque son muy buenas jugadores”, concluyó Muguruza que cuenta con más partidos ganados que perdidos ante la rusa.