Lo que sucedió esta pasada madrugada en Los Ángeles fue algo bochornoso. No porque los Lakers cayeran nuevamente (ya van once partidos seguidos contando los de la pasada temporada, la pretemporada y los dos que se llevan jugados de esta), sino por la imagen que dieron tanto a la NBA como al resto del mundo.
El súmmum fue los agarrones y empujones que protagonizaron Anthony Davis y Dwight Howard en un tiempo muerto del segundo cuarto ante los Suns. El equipo no carburaba, tuvieron sus más y sus menos y demostraron que el vestuario es de todo menos un grupo unido. Ambos empezaron a discutir y tuvieron que ser separados para evitar una imagen todavía más dantesca.
Lo solucionamos de esa manera en ese momento. Simplemente tuvimos un desacuerdo por algo que había pasado en la cancha", aseguró Howard una vez terminado el encuentro. Esas disculpas no fueron suficientes para una leyenda de los Lakers como Magic Johnson, que poco tardó en mostrar su descontento con la franquicia y el equipo.
"En mis 42 años asociado con los Lakers jamás había visto algo así. Los Lakers tienen un problema de baloncesto y un problema de equipo", insistió el mítico base de los Lakers. El polvorín en el vestuario quedó aún más demostrado cuando Rondo, en el tercer cuarto, se encaró con un aficionado.
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Este le había estado increpando mientras el base aguardaba en el banquillo, así que Rondo decidió responder y simuló dispararle. El aficionado terminó expulsado. Al final, la derrota y el resultado fue lo de menos.