El martes la Federación Española de Natación dio a conocer la lista de los nadadores que participarán en el Mundial de Gwangju este verano. Son solo nueve nadadores los que viajarán a Corea para competir con los mejores.
No es la peor cifra, pues en Budapest 2017 fueron solo ocho, pero detrás de estos números tan escuetos se esconde un problema de fondo.
La natación española no tiene un proyecto claro de hacia dónde quiere ir. A poco más de un mes para la disputa del Mundial y a un año vista de los Juegos Olímpicos de Tokio, la federación española tiene una vacante en el puesto de Director Técnico de la sección tras el despido por sorpresa de Albert Tubella después de la disputa del Open de España el mes de abril.
Se consiguen pocas mínimas
No se cumplieron las expectativas que se marcaron bajo el criterio de unas mínimas exigentes dictadas por Tubella pero consensuadas por todos los estamentos implicados para intentar aumentar el nivel de los nadadores, que se exigieran más de cara a alcanzar finales internacionales. La fórmula no funcionó y Tubella fue despedido.
En estos momentos, el cargo más importante del deporte acuático español sigue sin asignación. El problema es que nadie quiere asumir un cargo que ‘caduca’ en 2020 con la clausura del ciclo olímpico sin haber intervenido apenas en él. Fred Vergnoux es el coordinador de entrenadores (head coach), pero la realidad es que trabaja en el CAR con su grupo de nadadores liderados por Mireia Belmonte y del que solo la de Badalona y Jimena Pérez estarán en Corea.
Siete de nueve mundialistas son de club
No deja de ser curioso que de los nueve nadadores con mínima para el Mundial, cuatro están bajo la tutela de Jordi Jou, entrenador del CN Sant Andreu cuya metodología está dando sus frutos, con Jessica Vall como máxima estandarte. La barcelonesa, África Zamorano, Lidón Muñoz y Joan Lluís Pons son nadadores de club, igual que Marina García (CN Sabadell) y Juan Segura (Canoe) mientras que Hugo González se entrena en Estados Unidos.
Algo falla cuando desde los centros donde se disponen de las mejores instalaciones y servicios como el CAR de Sant Cugat o la Blume de Madrid solo dos nadadores salen con mínimas para un Mudial.
Bajo el capote de Mireia
Los excelentes resultados en las citas internacionales de Mireia Belmonte han tapado otras carencias que se han traducido en que nadadores que apuntaban a cotas altas se hayan quedado a medio camino. Puede que no haya buena ‘materia prima’, no son tantas las licencias españolas como en otros países, pero el talento y la excelencia llegan con buenas planificaciones y planes trazados con objetivos definidos, algo que a día de hoy parece que no existe en la RFEN.
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Belmonte ya tiene 28 años y la regresión en sus marcas en pruebas cortas es evidente, además, de los nueve nadadores que viajarán a Corea repiten seis del pasado Mundial en Budapest. No hay prácticamente relevo de garantías en la natación española y se siguen con récords que ya se conseguían hace diez años mientras el ranking mundial ha evolucionado. Hay un problema de base, de planificación. El Mundial y los Juegos serán determinantes para el futuro de la natación española.