A menudo se dice que la condición de favorito es peligrosa para cualquier equipo. Y es que ser favorito o vigente campeón no significa nada cuando los partidos empiezan. No lo significa porque los hechos así lo demuestran. España no es la primera, ni será la última selección que defiende el título de campeona del mundo y hace las maletas a las primeras de cambio.
El último precedente todavía está muy 'vivo'. Lo sufrió Italia en Sudáfrica 2010. La 'azzurra' venía de tocar la gloria en Alemania 2006 y se fue a casa sin ganar ni siquiera un sólo partido. Italia empató ante Paraguay y Nueva Zelanda y cayó ante Eslovaquia en la última jornada de la fase de grupos.
Ocho años antes, en 2002, la maldición de los campeones la había vivido ya Francia. Los galos defendían el título conquistado en su propio país en el 1998 y fracasaron sin apelativos en un grupo más que asequible. De hecho, Francia sólo sumó un punto ante Uruguay y perdió contra Senegal y Dinamarca.
Echando la vista todavía más atrás nos damos cuenta de que a Brasil también le pasó lo mismo. Fue en Inglaterra 1966. La 'canarinha' venía de ganar dos ediciones seguidas pero Hungría y Portugal la apearon de la lucha por el título en la fase de grupos.
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Sin embargo, la primera vez que una vigente campeona quedó eliminada a las primeras de cambio fue en 1950. Por aquel entonces, los Mundiales se iniciaban con un grupo de tres equipos y sólo se clasificaba el primero. Italia, que había triunfado en 1938, quedó por detrás de Suecia. Hay que recordar que entre el 38 y el 50 no se disputó el Mundial a causa de la Segunda Guerra Mundial.