Bélgica está siendo una de las grandes decepciones del Mundial. Partía como favorita y está cerca de ser eliminada.
Según L’Equipe, Bélgica es un polvorín y la tensión que se vive provocó una reunión entre los jugadores y el cuerpo técnico para decirse las cosas a la cara.
Ya desde hace días se había detectado el mal ambiente entre los jugadores entre sí en declaraciones y hasta en público, como fue el caso entre Alderweireld y De Bruyne.
Según informa el rotativo francés, Romelu Lukaku ha intentado mediar entre todos para mejorar las relaciones rotas en la plantilla. Pero parece que algunas diferencias en el vestuario son ya insalvables.
La camaraderia no existe y cada uno va por su lado. Lukaku y Batshuayi no se llevan bien, Hazard y Trossard tampoco, ni siquiera De Bruyne y Courtois, los jugadores más reconocibles del equipo.
La tensión se traspasa al vestuario y así emergen escenas como la discusión entre De Bruyne y Alderweireld sobre el césped el día del debut ante Canadá.
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Lo que parece claro es que la generación de oro del fútbol belga parece haber llegado a su fin.