Desconocido para la mayor parte de los aficionados, Essam el Hadary es una leyenda del fútbol árabe y africano, donde ha cosechado más de una treintena de títulos. Apodado "la gran presa", su aplomo bajo palos, combinado con una excelente colocación y unos reflejos que apenas han perdido fuelle con la edad, fue pilar fundamental en el lustro mágico que llevó a Egipto a conquistar tres copas de África de forma consecutiva (2006, 2008, 2010).
Le convirtió en el jugador árabe y africano más laureado con cuatro entorchados continentales, además de ocho ligas egipcias, cuatro copas de Egipto, cuatro supercopas de Egipto, cuatro Ligas de Campeones de África, tres Supercopas de África, una Copa Arabe, dos Supercopas árabes, una Liga y una Copa sudanesa y otra Copa suiza. Palmarés al que este guardameta de 1,88 metros puede añadir un récord mundial en Rusia si como todos los indicios apuntan sale de titular en el partido que su selección disputará este 15 de junio frente a Uruguay en Ekaterimburgo.
El Hadary debutará en su primera Copa del Mundo con 45 años y cinco meses dejando atrás la marca de longevidad establecida en el mundial de Brasil por su colega colombiano Faryd Mondragón, el tigre de Cali. Mondragón saltó al campo el 24 de junio de 2014 en sustitución de David Ospina para jugar los últimos cinco minutos del último partido de la primera fase que enfrentó a los cafeteros con Japón, con 43 años y 3 días. Un regalo de su entrenador que le convertía en el jugador más longevo en disputar un partido de la fase final copa del Mundo al desbancar al mítico delantero camerunés Roger Milla, que ostentaba la marca desde Estados Unidos 1994.
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Un récord destinado a durar en el tiempo hasta la aparición de El Hadary y la histórica clasificación de Egipto para la fase final de un mundial, ausente de la gran cita del fútbol desde que se clasificara para Italia 1990.