Cristiano Ronaldo se levantó viendo su nombre en la prensa española. ‘El Mundo’ informaba de su pacto con la justicia española: dos años de prisión y 18,8 millones de euros de multa para cerrar sus problemas con Hacienda. El portugués, sin embargo, es de esas personas que podrían motivarse incluso echando un ojo a los ‘trolls’ de Twitter, así que algo así solo hizo que inyectarle dosis de adrenalina para medirse a la selección española.
Cristiano Ronaldo guisó, puso la mesa, comió, recogió los platos y los lavó. Lo hizo todo. Diego Costa buscó su cámara para mostrarse protagonista, que lo fue y mucho, pero es que el partidazo del portugués fue de tal calibre que acabó ensombreciendo cualquier otro análisis. Costa jugó su mejor partido con España y marcó dos goles –el primero tras luchar con Pepe y el segundo, aprovechando una cesión de cabeza de Busquets– antes de ser cambiado. El delantero demostró su ascendencia e importancia en la selección de Hierro.
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Pero lo de Cristiano Ronaldo es otra historia. Arrancó el partido, forzó un penalti de Nacho, lo transformó, espero al filo del descanso para sacar los colores a De Gea con un disparo desde la frontal y volvió a esperar al final del partido para forzar la falta de Piqué y enviarla a la escuadra. Im-pre-sio-nan-te. Imponente también. El futbolista del Real Madrid se agigantó en Sochi ante una España que le pone a mil. La Roja lo pagó porque jugó un partido para irse con la victoria. De menos a más, completando ratos en los que desplegó un fútbol enorme. Pero CR7 jugaba con Portugal.