Javier Mascherano es un tipo duro, un competidor nato que no perdona un minuto de juego. De ahí que resultara extraño que fuera sustituido en la recta final del duelo contra River Plate en la final del Mundial de Clubes.
Hubo un momento en el que Mascherano notó un calambre en la pierna y fue Gerard Piqué el que se acercó a la banda y dijo que el central argentino tenía problemas. Acto seguido se produjo el cambio y Vermaelen ingresó en el terreno de juego.
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Mosqueo. El partido era muy imporante para él. Es una final, sí, pero para Mascherano tenía un punto sentimental por el rival. Es más, al término del encuentro aseguró que hubiese preferido que el rival no hubiera sido River Plate. Fue su primer equipo profesional y eso se lleva dentro. Además recibió algunos pitos por parte de la afición argentina, hecho que le terminó de cabrear.