El balonmano ha sido cruel este domingo con las 'Guerreras' en la gran final del Mundial de Japón tras disponer de la última posesión para ganar el partido y acabar cayendo por 29-30 con posible 'robo' incluido.
Y es que Ainhoa Hernández robó la pelota a la portera holandesa a diez segundos del final, pero las colegiadas galas le mostraron la roja y al menos impidieron la disputa de la prórroga al decretar un penalti que no falló Abbingh. Una interpretación abierta a discusión tras la última modificación del reglamento.
Una mala decisión ofensiva fue letal para un conjunto español que ha hecho historia en tierras niponas y que ha mostrado una casta y unas ganas inigualables de completar una gesta que al final sabe a plata.
España salió con las ideas muy claras y mostró sus señas de identidad en 10 minutos excelentes para ir difuminándose a medida que el partido se ralentizaba y la primera línea holandesa empezaba a marcar diferencias.
Gran inicio español
Las opciones españolas pasaban por una férrea defensa que permitiese brillar bajo palos a Silvia Navarro y, sobre todo, salir a la contra para mitigar en la medida de lo posibles los problemas en el ataque estático.
Con tres goles a la contra, dos de ellos de Mireia González, las 'Guerreras solo necesitaron seis minutos para tomar cuatro goles de ventaja (6-2), lo que obligó a Emmanuel Mayonnade a parar el partido con un tiempo muerto.
Sin embargo, el encuentro no cambió y España mantenía su clara ventaja al paso por el 12' (9-5)... pero a partir de ese momento se apagaron las luces en ataque hasta encajar un doloroso 4-11 antes del intermedio.
El gran 'apagón'
Entre la defensa y la portería holandesas, España estuvo más de 10 minutos sin marcar y solo anotó dos goles en jugada y otros dos de penalti en 18 minutos. Por cierto, que la portera suplente Rinka Duijndam atajó una pena máxima a Nerea Pena y otra a Alicia Fernández.
Al menos, la defensa funcionaba y ello impidió a Holanda adelantarse con un tanto desde siete metros de Nerea Pena (10-9 en el 21'), pero a partir de ese momento el hundimiento fue total.
Aparecieron las letales Lois Abbing (cuatro goles) y Estavana Polman (tres) y las centroeuropeas se marcharon al descanso con tres goles de ventaja con un parcial de 1-5 en los últimos cinco minutos (13-16).
Las 'Guerreras' aprietan los dientes
O España conseguía imponer el ritmo de los primeros minutos del encuentro o el sueño del oro mundialista se quedaría en el limbo. No había otra lectura posible de la final.
Las 'Guerreras' recuperaron la actividad defensiva en el regreso del partido y Darly Zoqbi ayudó con tres paradas seguidas, pero los problemas en ataque y los aciertos de Tess Wester bajo palos impedían reducir la desventaja (16-19 en el 36').
Abbingh y Polman destrozaban la defensa española desde los nueve metros, por lo que Carlos Viver situó a Shandy Barbosa como avanzada en el 5-1 y pidió tiempo muerto en el 40' con 17-22 en el electrónico.
Se rozó la gloria
Poco a poco, España fue imponiendo otra vez sus señas de identidad y logró acercarse a solo tres goles gracias al acierto de sus extremos, Marta y Sole López (21-23 en el 45').
Darly Zoqbi colaboraba con excelentes paradas y Marta López acercó aún más el sueño mundialista a falta de 10 minutos anotando el 24-25 que ponía la final en un pañuelo.
Con 26-28 a cinco minutos del final y posesión holandesa todo parecía perdido, pero las 'Guerreras' empataron justo después de que Sandy Cabral fallase una contra clarísima. Marta López sí acertó el marcador reflejaba un 29-29 a un minuto del final.
España defendió bien y en teoría tenía la última posesión. Carlos Viver pidió tiempo muerto, pero Shandy se precipitó y una sensacional Wester le adivinó la intención.
Ainhoa Hernández trató de impedir el saque y le robó la cartera a la meta holandesa, pero las Bonaventura interpretaron una infracción inexistente y ellas solitas decidieron la suerte de la final.
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La jugadora del Balomnano Zuazo vio la roja y se decretó un penalti que no desaprovechó Abbingh para firmar el 29-30 definitivo sobre la bocina. Lo dicho, el balonmano y las árbitras francesas no pudieron ser más crueles con un equipo español épico. Para quitarse el sombrero.