El deporte tiende al ‘déjà vu’. A repetirse como un copioso ágape. Especialmente en el balonmano, donde las potencias mundiales se cuentan con los dedos de las manos. De una mano, si me apuran. No sorprende entonces observar que las semifinales del Mundial 2023 volverán a ser las mismas que se produjeron en Egipto 2021. España-Dinamarca (18.00 horas), Francia y Suecia (21.00) pelearán por colgarse el oro que defienden los daneses. Tiempo de revanchas.
El relevo generacional no ha bajado ni un gramo la exigencia de Jordi Ribera en los Hispanos. Sin los Entrerríos, Morros, Sarmiento y compañía, España mantiene una línea de competitividad que empezó a sentar las bases en los Juegos de Tokio, bronce al final del campeonato, con una mezcla exitosa de veteranía y juventud. Precisamente, en tierras niponas, fueron los escandinavos los encargados de apear a España. Adivinen, también en semifinales. Pero no todo ha sido amargura, en el Europeo de Hungría del año pasado, España doblegó 29-25 al combinado nórdico. El camino a seguir.
A lomos de los hermanos Dujshebaev, con un Gonzalo Pérez de Vargas al que se le queda pequeño cualquier adjetivo, y un bloque sólido de jugadores bregados en mil y una batallas, el combinado nacional aspira a doblegar de una vez por todas a Dinamarca, asegurarse las preseas y cobrarse algunas facturas atrasadas.
El estado físico después de ocho partidos y dos prórrogas empieza a notarse en la musculatura. A nivel anímico, España ya ha vencido este torneo. Los Hispanos llegan a la cita frente a los daneses con las suprarrenales todavía segregando adrenalina tras unos cuartos de final frente a Noruega apoteósicos. El gol de Dani Dujshebaev para forzar el tiempo extra, las fintas desde el extremo de Ángel Fernández, los movimientos en los seis metros de Adrià Figueras, las paradas de Gonzalo... España está completando un Mundial prácticamente inmaculado, con la excepción de la derrota ante Francia, sustentado desde el rigor defensivo, obsesión del técnico catalán Jordi Ribera.
Jóvenes preparados
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Dinamarca va paulatinamente asentando la apuesta por una nueva ola de deportistas. Su trayectoria por el Mundial de Polonia y Suecia ha sido un camino de rosas, acumulando goleada tras goleada con el lunar del empate ante Croacia. Nikolaj Jacobsen cuenta con una primera línea temible, en la que encontramos al veterano Mikkel Hansen y su inconfundible cinta capilar, bien escoltado por dos bisoños veinteañeros que están cargando con el peso anotador como son Simon Pitlyck y Mathias Gidsel, revelaciones hasta la fecha del campeonato y dos jugadores a tener en cuenta por la retaguardia española.