Sufriendo, trabajando, con paciencia, sudando de lo lindo... así construyó la victoria la selección española ante una Brasil que sorprendió por su gran efectividad de cara a portería y con una defensa tan abierta que descolocó una y otra vez al ataque español.
Tal fue así que los de Jordi Ribera no conseguían sacudirse de encima a su rival. Brasil se convirtió en una especie de pesadilla que culminaba sus jugadas con un efectivo Langaro que perforaba una y otra vez la portería de Gonzalo Pérez de Vargas con sus latigazos desde la línea de seis metros aprovechando las lagunas defensivas de España.
España fue a remolque durante toda la primera mitad, en gran parte por las sensacionales intervenciones de portero brasileño Cesar Augusto Almeida, quien ayer lo paró todo y llegó a desquiciar a los ataquentes ‘hispanos’.
Salvo en algún momento en el que lograron empatar como en el minuto 27 cuando Entrerríos aprovechó que Brasil atacaba sin portero y marcó a portería vacía tras robar un balón (16-16), España no encontraba la manera de contrarrestar esas pequeñas ventajas de su rival.
Y la realidad es que se llegó al descanso con Brasil con dos goles arriba y deberes para Jordi Ribera en el vestuario. Era imprescindible cambiar la dinámica del partido.
Y lo que cambió fueron varias cosas, pero fundamentalmente una defensa más colocada que impedía que los atacantes de Brasil pudieran hilvanar sus jugadas con comodidad... eso y el cambio en la portería. La entrada de Rodrigo Corrales por Pérez de Vargas fue providencial.
Tras paradones en los primeros minutos dieron alas a los españoles que en el 42’ tras un tanto de Julen Aginagalde, lograban ponerse por delante.
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España supo contener el ataque brasileño y conservar la ventaja para cerrar el partido con un ajustado 27-28 y conseguir el pase a cuartos que se jugarán el martes y cuyo rival saldrá del partido de este domingo entre Croacia y Egipto (20.45).