Usain Bolt, el rey de la velocidad, ocho veces campeón olímpico y plusmarquista mundial de 100 y 200 metros, vivió este domigo una experiencia radicalmente distinta a la de las pistas de atletismo. Concretamente en un circuito de Fórmula 1 y como copiloto del tricampeón mundial Lewis Hamilton. El jamaicano fue el invitado estelar del Gran Premio de Estados Unidos. Dio el banderazo de salida de la carrera, hizo las entrevistas a pie de podio y conoció a todos pilotos en boxes. Pero, sin duda, lo que más le marcó fue el 'paseíto' que le dio Hamilton al volante de un Mercedes AMG GT.
Tras vivir un 'subidón de adrenalina' junto al piloto británico, Bolt aseguró que bajó del coche "estresado" y explicó que "estaba al límite. Casi nos estrellamos varias veces. No miraba a donde iba. No hagan eso en casa", exclamó, bromeando, pero todavía mareado.
Por su parte, Hamilton agradeció la visita de Bolt: "Aprecio muchísimo que esté aquí, no hay nada como tener una leyenda como él en la Fórmula 1. Es un honor y un baño de humildad para mí", dijo Lewis en el podio, en el que pidió al atleta jamaicano que le enseñara a hacer la celebración del rayo.
NOTICIAS RELACIONADAS
Después de la carrera, - que Bolt vio en el box de Mercedes y calificó como "una auténtica locura" -, el hombre más rápido del planeta felicitó a muchos de los pilotos en sus boxes, incluídos Sebastian Vettel, Kimi Raikkonen o Fernando Alonso, que no perdieron la oportunidad de hacerse selfies con él. Incluso posó con el ex presidente Bill Clinton. Una jornada que los nuevos gestores americanos de la F1 prepararon con mimo y salió 'redonda'.