Vuelve una marca mítica. Alpine regresa a las calles y lo hace con el Vision, un prototipo cuyo 80% ya es el coche de serie que se verá a finales de 2016 y se pondrá a la venta a partir de 2017.
Nada más verlo se le distingue como un Alpine. Una silueta baja y estilizada, un capó abombado que aloja dos pares de faros redondos, unos flancos ahuecados y unas aletas traseras ceñidas que acompañan una popa afilada subrayada por luces horizontales forman una imagen única y reconocible.
La imagen del Alpine siempre ha ido asociada a sus prestaciones deportivas a lo largo de sus 60 años de historia. En este caso, el Grupo Renault, ha apostado por un motor de cuatro cilindros con turbo capaz de hacerlo acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 4,5 segundos.
Por dentro, el Vision mantiene la tradición de Alpine de ofrecer un cockpit capaz de generar una atmósfera deportiva como pocos. El habitáculo recurre a la piel, las microfibras, el aluminio y el carbono, creando una atmósfera contemporánea. Los elementos high-tech combinan entre sí las piezas que evocan la competición y las que hacen referencia a la herencia Alpine.
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Con todo, Alpine aterrizará en un segmento en plena expansión como es el de deportivos premium (coupés y roadsters deportivos), que representa del orden de 200.000 vehículos al año en el mundo.