La pretemporada es importante. Prepararse bien físicamente es necesario. Estas palabras y otras similares pasaron por la mente de los aficionados parisinos al contemplar las lesiones de Edison Cavani, Kylian Mbappé y Abdou Diallo, ambos sustituidos en el primer tiempo.
El encuentro, más allá de las bajas, transcurrió bajo el guión esperado. El PSG tenía por completo la posesión del balón y el Toulouse juntó tanto las líneas que encontrar espacios se antojaba como una tarea hercúlea. Y así fue. Primeros cuarenta y cinco minutos con alrededor del setenta por ciento de la posesión y cero tiros en contra.
Mucho balón, cierto, pero a lo que tuvieron de balón le faltó verticalidad y precisión. Dos ocasiones de Di María, la falta de profundidad de los laterales Bernat y Dagba junto a la excesiva paciencia de Tuchel resumen a la perfección una primera parte que pedía a gritos cambios tácticos.
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Los mencionados cambios tácticos llegaron, y con ellos los goles. Choupo-Moting, que se disfrazaba de estrella para deshacerse de tres defensas con una ruleta dentro del área ponía el uno a cero. Diez minutos después, un centro desviado de Sarabia termina en gol en propia puerta de Gonçalves.
Partido plácido y con los deberes hechos, los minutos transcurrían y el Toulouse se deshacía con facilidad. Con brechas en los flancos y espacios por el centro, el PSG estaba en su salsa, y solo un aviso de Leya se salía de lo acordado.
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Ya encarando el final, Choupo-Moting -enchufado en el encuentro ante las concesiones rivales- y Marquinhos pusieron la guinda del tres y cuatro a cero a un encuentro que el Paris Saint-Germain decidió dormir acto seguido ante el temor a más lesionados.