Sin Mbappé, sin Cavani y de nuevo sin Neymar, el PSG se convirtió en un equipo más de la Ligue 1. Todo apuntaba a una elevada dificultad para sacar los tres puntos de su visita al Metz pero la realidad es que los de Tuchel no sufrieron para lograr el triunfo. Pese a jugar sin sus grandes estrellas y sin un juego brillante.
En parte por lo poco que tardaron los parisino en adelantarse en el marcador. Una jugada de pizarra que no salió demasiado bien acabó con una entrada de Fofana a destiempo que tocó la pierna de Juan Bernat dentro del área para provocar un penalti infantil. Un regalo para el PSG. La responsabilidad ante el desierto del tridente la tomó Di María que no falló ante la oportunidad. Con el resultado a favor, el partido tomaba un color de comodidad que acabó confirmando el actual campeón de la Ligue 1.
Choupo-Moting con un remate de cabeza y Gueye con un remate al travesaño tuvieron la oportunidad de ampliar el marcador en unos minutos con poco juego y menos oportunidades. El Metz tan solo creaba peligro cuando el balón pasaba por las botas de un Diallo que con cualidad técnica se trabajaba unas ocasiones que definía sin acierto.
Cuando parecía que con el 0-1 se llegaba al descanso, Verratti colocó un centro de una falta lateral que remató un enrachado Choupo-Moting para sumar tantos goles en este primer tramo de temporada que en toda la anterior.
Con los deberes hechos, el PSG se encontró con una segunda mitad plácida. Muy plácida. El Metz no se creyó en ningún momento en sus posibilidades de remontada. De como mínimo rascar un punto. El PSG se dedicó a mover el balón sin prisas para crear ocasiones evitando así cualquier opción de contragolpe de los locales.
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Di María con un par de disparos pudo ensanchar la distancia confirmando que fue el mejor sobre el terreno de juego. A falta del tridente no se esperaba menos. El PSG incluso sin sus estrellas es muy superior a cualquier equipo de la liga.