Pocos equipos pueden parar al PSG esta temporada. Un valiente Niza, que no vive su mejor temporada, tenía la esperanza de conseguirlo, pero esa esperanza se desvaneció muy pronto.
Di María saltó al terreno de juego más acertad que nunca y sentenció el partido él solo con dos goles a los veinte minutos tras el pitido inicial. Un gran contraataque tras un toque sutil y preciso de Icardi le dejó al argentino terreno para exponer su explosividad para que pudiera firmar el primero al cuarto de hora de juego. Pocos minutos más tarde, un toque mágico del goleador superaba por arriba a Benítez, que no esperaba el detalle técnico.
Con la superioridad en el campo traducida también en el marcador, el PSG jugó como se siente más cómodo y poco más dio de sí la primera parte. El Niza, pese a intentarlo, no podía ante la hegemonía del equipo que todo lo gana en Francia.
Esta misma relajación es la que le pasó factura al equipo capitalino durante los minutos finales, en los que concedió el gol que daba vida al Niza tras una serie consecutiva de errores defensivos.
Poco más tarde, un jarro de agua fría sobre los rojinegros, difundía la ilusión que creció con el gol local. El árbitro del partido, Letexier, mostró dos cartulinas rojas seguidas a dos jugadores del Niza. La primera a Cyprien, al ver la segunda amonestación por protestar, y la otra a Herelle, a instancias del VAR, en la propia acción de la protesta por la primera roja, al dar un manotazo en la cara a Paredes considerado de manera violenta.
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Tras el lío en el campo, otro lío provino de los banquillos para revolucionar el partido. Mbappé saltó al verde en el minuto 83 y solo necesitó cinco minutos para marcar el tercero y dar la asistencia del cuarto a Icardi para definir el partido y difuminar cualquier posibilidad de remontada.