Aunque se mantiene como líder de grupo (con mejor diferencia de goles que el Slavia de Praga), el Villarreal se fue de Tel Aviv maldiciendo las ocasiones de gol que desperdició para haber derrotado con claridad al Maccabi en el debut de Javi Calleja en el banquillo.
El conjunto español se mostró muy superior a la escuadra que dirige Jordi Cruyff y sólo la falta de fortuna en el remate le impidió sumar una victoria que le habría dado una cómoda ventaja en la tabla.
Después de resistir sin demasiados agobios el intenso inicio del conjunto israelí, el Villarreal tomó el control del partido y se lanzó en busca de un gol que no llegó porque el destino quiso escribirlo así.
Una mano in extremis de Rajkovic (16') a disparo envenenado de Trigueros, otro de Roberto Soriano (51') que se desvió del poste por milímetros, un remate casi a bocajarro de Bacca (59') que no encontró puerta y un disparo al palo de Samu Castillejo (76') fueron argumentos suficientes para que el Villarreal se hubiese llevado el partido.
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Al final, debió conformarse con un punto frente a la escuadra de Jordi Cruyff, que nunca creó peligro sobre la portería de Barbosa y dio el empate por bueno tras el monólogo del equipo español.