Después de tres empates, llegó la primera victoria del Valladolid en el José Zorrilla. Pese a no ser un vendaval ofensivo ni un encuentro atractivo, los goles de Guardiola y Salisu en el primer tiempo fueron suficientes para los vallisoletanos, que tiraron de efectividad para vencer a un tímido Eibar.
Tenían claro en Pucela que era el día. Los tres puntos se tenían que quedar en casa. Y pese a que Pedro León hizo trabajar a Masip de buenas a primeras, los locales no tardaron en golpear. Óscar Plano asistió al primer toque en un envío largo y Sergi Guardiola no perdonó en el mano a mano.
El timón del ataque armero tenía un capitán muy claro: Orellana. Por él pasaban absolutamente todas las acciones ofensivas del Eibar, y también nacían las ocasiones. El meta vallisoletano tuvo que aparecer un par de veces para evitar la igualada. Aún así, el ritmo del choque estaba lento.
Y pese a la mejoría de los de Mendilíbar, llegó el segundo. Ya lo tienen los blanquivioletas. Con muy poco, hacen daño. En ese caso, en un acción de pizarra tras un córner. El cuero llegó a los pies de Nacho Martínez y lo mandó a Salisu, totalmente solo, para que metiera el pie y desatara la locura en el José Zorrilla. Primer gol como profesional de una de las revelaciones de la liga.
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Poco cambió el guión tras el receso, con un Eibar algo mejor pero sin poner en excesivos apuros a los pucelanos, tan solo con un zapatazo de Edu Expósito al travesaño. De hecho, Óscar Plano anotó el tercero, pero fue anulado por fuera de juego. Poco después, falló un mano a mano ante Dmitrovic. Pero ya daba igual. El Valladolid sonríe en Zorrilla.