Hasta seis amistosos de España están bajo sospecha, según las primeras pesquisas policiales que han llevado a la detención del presidente de la RFEF, Ángel María Villar.
La trama empezaría después de que la selección española se proclamara campeona del Mundo en Sudáfrica 2010.
A partir de ese éxito, su caché subió a 2,5 millones de dólares por partido y en los meses inmediatamente posteriores a la cita sudafricana, España disputó hasta cuatro amistosos en los que Villar y su hijo Gorka podrían haber desviado dinero.
Dos de ellos, contra Venezuela (junio de 2011) y Costa Rica (noviembre de 2011) llevaron a los dirigentes de estas dos federaciones, Rafael Esquivel y Eduardo Li, ante la fiscalía estadounidense. De hecho, sus juicios se celebrarán el próximo mes de octubre.
Los otros dos, contra México (agosto de 2010) y Argentina (septiembre de 2010), están siendo investigados.
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Asimismo, los encuentros ante Bosnia, que se disputó en Suiza, y Corea del Sur, celebrado en Austria, a lo largo de 2016 también están siendo investigados.