Los viernes, de momento, se le atragantan al Sevilla. El conjunto hispalense sigue sin ser capaz de sumar de tres en el arranque liguero. Los fantasmas de El Sadar se replicaron en el Sánchez Pizjuán, y solamente Rekik fue capaz de rescatar un punto en un partido gris para los de Lopetegui. El gol del central neerlandés vino sucedido por una tangana que terminó con Acuña y El Yamiq expulsados.
El conjunto hispalense salió como un rodillo en la primera mitad. Dominaron y se sintieron cómodos sobre el césped, pero esta superioridad tan solo se tradujo en un disparo entre los tres palos. Llevó la firma de Rafa Mir que, tras una gran combinación con Lamela, se plantó solo ante el portero, pero Asenjo se agigantó para neutralizar el intento.
El Valladolid, por su parte, necesitó mucho menos para crear peligro. Al filo del descanso, el Papu complicó la vida al recién llegado Nianzou con un pase comprometido. El francés se lo quitó de encima como pudo, con la mala fortuna de que el esférico cayó a los pies de Sergi Guardiola. Para alivio de los hispalenses, el delantero no logró definir como quería, y su disparo se estrelló contra el cuerpo de Bono.
La llegada del segundo acto trajo un nuevo sobresalto para el cuadro de Lopetegui. Se la jugó Nianzou, que apuró hasta el límite para meter la pierna y separar a Sergi Guardiola del esférico. Existió contacto en la acción, pero Pulido Santana no lo consideró como punible.
Con el paso de los minutos, el partido se convirtió en un encarnizado intercambio de golpes. Si Rafa Mir tenía una ocasión en el corazón del área, Aguado replicaba con un martillazo desde fuera del área. Si En-Nesyri casi convertía en gol el primer balón que tocaba, Monchu intentaba hacer lo propio en el área contraria. Las ocasiones se sucedían sin cesar, pero ninguna de ellas terminaba de concretarse.
Finalmente, el Valladolid terminó llevándose el gato al agua. Anuar fue capaz de sacar petróleo de una jugada que en un primer momento no entrañaba peligro. El atacante marroquí apareció de la nada para robarle la cartera a Ocampos y comenzó a sortear piernas rivales hasta llegar al balcón del área, donde conectó un preciso disparo para estrenar el electrónico.
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Cuando todo parecía indicar que el Valladolid saldaría su visita al Sánchez Pizjuán con tres puntos, todo se torció. Asenjo no se entendió con su defensa, y ambos fueron a despejar el balón. El resultado, una colisión entre compañeros y el esférico suelto en el área pequeña. Rekik recogió el rechace para firmar las tablas.