Insatisfactorio empate en Balaídos. Además de polémico. El Betis siempre podrá reclamar un penalti muy claro sobre Guardado que inexplicablemente Gonzáles Fuertes señaló primero y posteriormente anuló. Un punto que no termina de alejar al Celta de la zona caliente de la tabla y que al Betis ni le va ni le viene.
El partido, bonito bonito no fue. Una primera mitad racana con pocas jugadas de gol y un Betis que pide a gritos que se termina la temporada. Suerte del enorme colchón que tenían con el descenso. El Celta, consciente de que un triunfo casi lo salvaba puso más carne al asador y la presión arriba dificultaba la salida de un Betis nervioso. Sobre todo un Joel que no tenía el día.
De un fallo en su pase nació la falta que terminó el primer gol del partido. Una barrera mal colocada, una genialidad de Nolito con un disparo por el exterior del muro de jugadores béticos y una lenta reacción de Joel fueron el cóctel perfecto para estrenar el luminoso en Balaídos. Otra vez el Betis a remolque. El gol tampoco cambió el panorama del partido. El Betis siguió demasiado plano y con pocas ideas para conectar con Loren o Juanmi arriba. Los dos, prácticamente inéditos durante todo el primer tiempo.
El segundo tiempo fue algo más movido y el Celta no conseguía acabar de domar el partido. Y cuando pasan estas cosas te puedes quemar. Guardado cayó dentro del área tras una entrada de Rafinha en lo que parecía un penalti como una catedral. Parecía y era. Pero por inverosímil que parezca, González Fuertes se fue a la pantalla y decidió cambiar de opinión. Si el Betis se queja lo hará con toda la razón del mundo.
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Pero el fútbol, a veces, te devuelve lo que te han quitado. Los verdiblancos merecían empatar y lo acabaron haciendo. Feddal puso las tablas, no sin suspense. El VAR revisó una posible posición de fuera de juego de Loren que finalmente no lo estaba. El resto del partido, pobre. Ni Celta ni Betis fueron a por el partido y el resultado fue lo más justo. Aunque no de demasiado provecho.