A falta de nueve puntos por disputar, el Espanyol puede darse como virtualmente salvado. Los blanquiazules amplían a ocho la distancia con el descenso tras empatar (1-1) ante Osasuna, en un duelo marcado por el runrún de la grada y el golazo de Nico Melamed que neutralizó el no tampoco manco de Kike Barja. La segunda parte maquilló un primer tiempo para el olvido, con la histeria apoderándose del 'Templo'.
Es la paciencia un combustible fósil en el RCDE Stadium, y ésta se agotó desde que se dio a conocer la ausencia por razones técnicas de Raúl de Tomás en el once inicial. Vicente Moreno castigó a su estrella con un ‘banquillazo’ de época tras el careo del Bernabéu y a la afición se alineó, cómo no, con el ‘11’.
La tensión y los murmullos iban ‘in crescendo’ conforme Osasuna rondaba a Diego López. Los rojillos, con una indumentaria rosácea no apta para daltónicos, bailaron en torno al lucense, aunque con su habitual falta de pegada. El Espanyol se asomó en tres tímidas ocasiones por las inmediaciones de Herrera, quien se dejó la cara en un mano a mano con Javi Puado. Vilhena y Darder habían ensayado desde fuera del área.
Cantó el ‘Templo’ sus grandes éxitos de la temporada, entre los que se incluye el “Rufete, vete ya” y al que se unió el “Raúl, Raúl, Raúl de Tomás”. Y en esa crispación y ambiente ciclotímico, Aleix Vidal se convirtió en chivo expiatorio. Pérdida del balón en zona peligrosa, Budimir que asiste en profundidad para que Kike Barja, con un sutil toque liftado, superara con la zurda a Diego López. La pitada al receso se oyó hasta en Sant Boi.
Otro aire
La entrada de RDT, Melendo y Melamed revivió al Espanyol. Aun así, Osasuna pudo sentenciar mediante un trastabillado Budimir. Cogieron aire los blanquiazules y Melamed equilibró con una rosca precisa y preciosa desde la frontal. El propio canterano bordeó el 2-1 en un centro que desvió Oier y se envenenó.
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Los pericos apretaron los dientes y los navarros se vieron obligados a pertrecharse para conservar el punto. De Tomás tuvo la penúltima en un remate franco en el segundo palo. Y ya en el añadido, el 'Chimy' Ávila dejó el larguero flaneando tras un trallazo que desvió con la punta del guante Diego López. La sangre no llegó al Llobregat.