Rentabiliza y de qué manera la escasa inversión veraniega el Atlético de Madrid. Luis Suárez, que llegó a coste de baratija malvendido por el Barcelona, ha encontrado en Canillejas un ecosistema óptimo para explotar sus virtudes. En el primer día sin Diego Costa, el uruguayo mandó un mensaje de tranquilidad. Líderes a final de año con una nueva lección de ‘cholismo’.
Si a Luis Suárez le concedes medio metro, ¡ay, madre! ya puedes santiguarte. No está el charrúa para largos esprints, dribles o acciones individuales. Quizás tampoco para imprimir ritmo a la circulación actuando como boya. El ‘Pistolero’ se ha reinventado. Unos dirán que juega dosificando esfuerzos. Otros, al denostado trote cochinero. Sea como fuere, Suárez conserva intacta su voracidad cuando merodea el área. En acción estudiada, Carrasco templó una falta en la frontal para el cabezazo docto del ‘9’ rojiblanco. Abajo y pegado al palo. Imposible para el vuelo de Yáñez.
Si a un equipo puede tutear desde el balón el Getafe, ese es el Atlético. Dos conjuntos cortados por un mismo patrón e incómodos con la posesión. Los azulones se asentaron en terreno colchonero e inquietaron a Jan Oblak. Jaime Mata domó de espuela un centro de Timor que Etxeita, a contrapié, no logró embocar con el esloveno haciendo la estatua.
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Escasos los rojiblancos tras el intermedio, reculados en un derbi sin chispa. Mata envió a las nubes un contragolpe conducido por Ángel, en la mejor aproximación de los del sur de Madrid.