Su idiosincrasia, el ritmo frenético, el nivel físico y la riqueza táctica. Todo esto y más en el Getafe - Athletic, un encuentro que, en principio, se anticipaba como pesado y poco vistoso. Nada que ver con la realidad. Si a los cinco minutos Ander Capa ponía un caramelo al área para que Raúl García rematara a placer, Cucurella ponía una parábola a Jaime Mata siete minutos más tarde para rematar de la única e imposible manera.
Tras el éxtasis inicial, los de Gaizka Garitano no elaboraban. Se atascaban. El gol de Mata, a parte de igualar el marcador, hacía pensar que el Athletic podía perder, y eso es lo que se percibía en el césped. Focalizados en banda izquierda y con un Cucurella que lanza centros precisos y potentes, los vascos se sentían incapaces de salir.
Agobiados y frenando las constantes oleadas de los azulones, el juego empezó a correr por las bandas de De Marcos -lesionado y sustituido por Larrazabal y Muniain en lo que suponía un soplo de aire fresco para un asfixiado león sucumbido a la presión alta de los de Bordalás, que tiene en Arambarri un líder nato.
La segunda mitad del partido empezaba y transcurría con gran expectación, pero sus primeros treinta minutos fueron un inofensivo cambio de golpes que Bordalás reforzó todavía más dando entrada a Nyom por Raúl García. Garitano, por su parte, sí dio muestras de ir a por los tres puntos al dar entrada a un veterano Aduriz por un desconectado Beñat que poco pudo jugar en el Coliseo Alfonso Pérez el fútbol de toque que practica.
Reparto de puntos y a por el próximo partido
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El Athletic hizo un excelente partido ante el Barcelona, pero dista mucho de ser un conjunto fiable. Durante largos momentos fue superado y solo las intervenciones a cuentagotas de Larrazabal y Muniain daban luz a un apagado Athletic que, con Williams en punta, no ofreció nada distinto. Su próximo rival: Real Sociedad, derbi del País Vasco.