Liga nueva, sopores viejos. La receta de José Bordalás sigue funcionando. Una jugada aislada en el arranque del segundo acto acabó con el gol de Jaime Mata que deja tres puntos en el Coliseum. Juego trabado, lucha constante, interrupciones continuas. Y un golito. ¿Para qué más, Getafe?
Un duelo especial en los banquillos si bien, ¿con quién no ha tenido roces Bordalás? Pero respondiendo en el primer periodo a las peores expectativas posibles entre Getafe y Osasuna. Lucha y coraje, todo el del mundo. Calidad y espectáculo, ni por asomo.
Se peleó por cada balón, por cada centímetro de césped en el Coliseum, con las estrategias defensivas superando en todo momento a dos ataques que se limitaban al pelotazo y a rezar por una segunda jugada.
Algún chispazo aislado como un chut de Roberto Torres manso, manso a las manos de Soria, o un centro de Damián Suárez que creó nervios tras botar, perdiéndose cerca del poste derecho del marco navarro.
Basta señalar que la mejor ocasión fue un chut al aire de Nyom en buena posición, con rebote en el pie de apoyo. Y una polémica a la media hora en una mano de Djené en el costado del área que, tras consulta de VAR, se fue al limbo.
Tras estos horripilantes cuarenta y cinco minutos de guerra de guerrillas, dos recetas cuasi idénticas frente a frente, lo más bello de la tarde getafense fue el silbato de Hernández Hernández mandando a todo el mundo a la caseta. Quién recibió ese sonido con más alivio, nadie lo duda, fue el maltratado balón.
La reanudación no aportaba novedades. Nadie asumía riesgos innecesarios, constantes interrupciones y un fútbol tan corajudo como soporífero.
Hasta que a los diez minutos, de una pifia nació el uno a cero. Una entrada de Cucurella para el chut de Maksimovic, tan defectuoso que se convirtió en centro al segundo palo para el remate de Jaime Mata. Hernández Hernández lo anuló por fuera de juego, pero el VAR fue inflexible. Gol válido.
Se animó la cuestión con el uno a cero, atacando más Osasuna y el Getafe buscando contras con la chispa de 'Cucu', cerca del gol el de Alella en un chut raso que despejó David García cuando el Cucho se disponía a empujar el dos a cero.
Osasuna no dio apenas señales de vida, siempre más cerca el dos a cero que las tablas. Debutaba Calleri con los pamplonicas, que jugaron con fuego en una horrenda cesión de Aridane que salvó Herrera lanzándose en plancha, y en otra descoordinación atrás que acabó en disparo alto de Timor.
Se fueron estirando los de Jagoba Arrasate, con una gran opción para el empate a los 85 minutos, cuando el remate a bocajarro de Marc Cardona lo salvaba David Soria en la parada de la noche. De ahí al final, aguante local con todas las triquiñuelas para que el crono avanzara.
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Y avanzó hasta el pitido final. Tres puntos cien por cien Bordalás.