El Eibar está herido de muerte. Ya van 13 partidos sin ganar. El solitario tanto de De Frutos justo antes del descanso permite soñar al Levante con Europa y hunde a los vascos en la última posición, a cuatro puntos de la salvación.
Saltaron las alarmas en el calentamiento. Dmitrovic, uno de los porteros de moda, se lesionó y cayó del once de Mendilíbar. Yoel ocupó su puesto. Y todo el protagonismo que tuvieron los guardametas en la previa se difuminó durante toda la primera mitad. Apenas se les vio. Y es que las ocasiones brillaron por su ausencia en un partido plano, rocoso y con muchísimo directo. Tan solo tímidas aproximaciones que se quedaban en eso, aproximaciones. Pero antes del descanso, al Levante se le encendió la bombilla. Balón filtrado para Clerc, pase al área del catalán que embocó Jorge De Frutos con un trallazo inapelable por el portero armero. Gol de los que más duelen.
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Daba la sensación de que los granotas tenían el encuentro bajo su control. Lo durmieron con posesiones largas y minimizando riesgos, además de contrarrestar las intentonas del Eibar. Echó y mucho de menos a Bryan Gil el cuadro vasco, falto de esa creatividad que le da la joven promesa cedida por el Sevilla. La tuvo Kike García en el epílogo, pero su remate se marchó desviado.