Imagen terrible la que nos dejó el Deportivo-Atlético este jueves en Riazor. Quedaban apenas cinco minutos para el final del tiempo reglamentario cuando se produjo una colisión entre Fernando Torres y Álex Bergantiños y a continuación llegó el silencio. Un silencio eterno.
Los segundos pasaban y futbolistas como Giménez reflejaban la preocupación en su rostro. El central uruguayo, de hecho, fue uno de los jugadores más afectados, rozando las lágrimas.
Las asistencias hicieron su trabajo y el ariete español fue evacuado finalmente en camilla para ser trasladado al hospital en ambulancia. El encuentro se reanudó con siete minutos de añadido pero la consternación ya había invadido a jugadores y aficionados.
Tras finalizar el choque el 'colchonero' Filipe Luis explicó que las noticias que llegaban eran positivas y que el 'Niño' estaba estabilizado. Una afirmación que casaba a la perfección con los gestos del 'Mono' Burgos con el pulgar hacia arriba cuando se retiraba hacia el banquillo después de presenciar las atenciones al delantero español sobre el césped a escasos metros cuando el atacante ya era retirado en camilla bajo los aplausos de la grada.
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Las informaciones posteriores confirmaron que Torres sufrió un traumatismo craneoencefálico con pérdida de conocimiento y que en los minutos posteriores recobró el conocimiento y que estaba "tranquilo". El propio club detalló que el ariete pasará la noche en observación.