El Villarreal estuvo a punto de tropezar con la misma piedra. Mucho dominio, muchas ocasiones pero vieron como de nuevo el rival se adelantaba. Menos mal que contaban con un Gerard Moreno a un nivel sensacional. Luis Enrique a buen seguro que tomó nota de su partido. Gol anulado, gol válidos y asistencia. Hizo de todo.
La primera parte tuvo amo y señor pero al Villarreal le sigue faltando gol. Y no será por la dinamita que tiene arriba. Los primeros 45 minutos de Gerard Moreno son un máster para presentar candidatura para ser la referencia de España en la Eurocopa del próximo verano. Un escándalo. Incluso marcó pero el VAR vio fuera de juego del ex del Espanyol al pase milimétrico de Moi Gómez. El remate era inapelable.
No lo fue tanto el de Samu Chukwueze instantes después aprovechando su velocidad explosiva para colarse entre las espaldas de la defensa armera. Lo hace todo bien menos a la hora de rematar. Se le baja la persiana. Recuerda en ciertas decisiones a las de Vinicius. Primero en un remate con su pierna mala y posteriormente con un pase a Paco Alcácer en el que empleó demasiada potencia.
Pero tal y como ocurrió la semana pasada ante el Huesca el Villarreal volvió a ver como todo su dominio no servía para nada. Un 'déjà vu' en toda regla. Salieron tras el descanso con la misma intensidad y las ocasiones claras del primer tiempo pero encajaron un gol a los cinco minutos tal y como ocurrió una semana atrás con Maffeo. En esta ocasión un Kike García que aprovechó la pérdida de Coquelin, el pase en profundidad de Expósito y la salida a por uvas de Asenjo. 0-1.
El guión no cambió salvo por la entrada de un Estupiñán que a la primera que tuvo ya la lió. De un centro del ecuatoriano acabó naciendo el tanto del empate de un Gerard Moreno que cosechó lo que sembró. Su partido merecía el gol. Y qué gol. Cuando todos esperaban un remate con la zurda, media vuelta, dejó clavado a su defensor y la enchufó con la diestra. Cruzada. Se hacía justicia.
El Villareal de Emery no frenó y vio muchos minutos para llevarse el triunfo. Y claro, cuando el cuero pasa por la botas de Gerard pasan cosas. De primeras, habilitando a Paco Alcácer, dejó al ex azulgrana ante Dmitrovic que medio cayéndose batió al arquero a trompicones. El asistente lo anuló en un principio pero el VAR esta vez ayudó a los 'groguets' y dijo que el gol sí subía al marcador.
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Al Eibar le costó encajar el golpe y apenas inmutó de nuevo la portería de Asenjo. De hecho estuvo más cerca el 3-1 que el empate pese al arreón final de los armeros. El Villarreal salvó los mubles y le pueden estar agradecidos a la exhibición de Gerard Moreno.