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Derbi andaluz con mucho duende

Canales neutralizó en un santiamén el 0-1 de Suso en el arranque del segundo tiempo

Nabil Fekir perdonó una pena máxima que podría haber supuesto el triunfo heliopolitano

Jonathan Moreno

La covid-19 amenazó, pero no aguó la fiesta del fútbol andaluz. Real Betis y Sevilla midieron sus históricas rencillas sobre el césped, con un resultado que no satisfará a ninguna de las dos hinchadas. Suso adelantó a los nervionenses con su zurda prodigiosa y Canales respondió 'ipso facto' desde los once metros. Fekir erró una nueva pena máxima repelida por Bono.

Faltó calor en la grada, pero no tensión. Los colores en un derbi son pasión. Y en Sevilla, religión que no entiende de nacionalidades. Diego Carlos y Fekir se enzarzaron pronto en un rifirrafe e intercambio de piropos. El mercurio se dilataba en el termómetro, con Canales tratando de apaciguar los ánimos. Fue el cántabro, recuperado a tiempo de su lesión, el director del Betis. Los verdiblancos mandaron con el balón y en fase de repliegue, neutralizando todas y cada una de las armas sevillistas.

No encontraba Julen Lopetegui profundidad en bandas ni ritmo en construcción, exigidos sus centrocampistas por la omnipresencia y velocidad de Lainez, Fekir y el propio Canales. La más clara fue, con este panorama, para los heliopolitanos. Canales pescó un balón suelto en un mar de piernas y ensayó un zurdazo que desvió Gudelj 'in extremis'. La pelota se perdió a centímetros del palo, con Bono petrificado. 

Intercambio de golpes

Movió piezas Lopetegui e introdujo a Rakitic y En-Nesyri. Rendimiento inmediato. El marroquí asistió en pase de la muerte a Suso, que de primeras golpeó de zurda ajustadísimo a la cepa del poste. El disfrute nervionense fue, sin embargo, efímero. Diego Carlos derribó a Loren, que le había ganado la posición con un rápido control. Canales ejecutó a su perfil natural con todo el talento que atesora el interior de su bota izquierda.

 

El corazón dominó a la cabeza y el fútbol se aceleró. La segunda parte fue un vaivén, con aproximaciones peligrosas de dos equipos a ráfagas. El Betis tuvo el triunfo y el poder de la guasa semanal en la ciudad. Fekir quebró a Acuña, y el lateral picó para derribarle. El VAR no dejó dudas. Cambió el lanzador y la suerte. El francés asumió la responsabilidad y Bono le leyó las intenciones. Resultado justo en el Benito Villamarín.