El Sánchez Pizjuán vibró con un partido sin tregua en el que Sevilla y Real Sociedad tuvieron que conformarse con un empate que cercena sus aspiraciones.
El Sevilla se mantiene cuarto, pero puede acabar la jornada despidiéndose virtualmente de la tercera posición que da acceso directo a la Champions League y sintiendo el aliento del Villarreal.
La Real Sociedad dio un paso más para adueñarse de esa codiciada séptima plaza que permite disputar la Europa League siempre que el Barça se proclame campeón de Copa, pero casi dice adiós a la clasificación por la vía directa que otorga un escalón más en la clasificación.
Tanto unos como otros eran conscientes de que se trataba de una final y así afrontaron el partido. En cada centímetro del campo se libraba una batalla, con el Sevilla poniendo una marcha más en ataque.
Los hispalenses han llegado muy justos de fuerzas a este tramo final de temporada, pero de inicio siguen mostrando el ritmo y la chispa que les caracterizó a lo largo de toda la primera vuelta. Así, Vitolo dio el primer chispazo con un pase al hueco que Ben Yedder desperdició con un remate demasiado cruzado.
Los locales no daban un paso atrás y Rulli tuvo que lucirse para desviar con la punta de los dedos un zapatazo envenenado de Escudero. Parecía que la Real iba a aguantar viva al descanso, pero entonces apareció Sarabia para abrir la lata.
Quedaba el segundo asalto y la Real salió con el cuchillo entre los dientes. La entrada al terreno de juego de Canales revitalizó a los visitantes y Vela cazó un desafortunado despeje de Lenglet que dejó el balón muerto en el área tras dar en N’Zonzi para restablecer el empate.
El partido cambió, pero el mexicano perdonó la vida al Sevilla hasta en tres ocasiones, en especial en un disparo a bocajarro que repelió providencialmente Rami.
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El partido tomó color blanquiazul hasta que González González dejó a la Real con diez con dos tarjetas consecutivas a Zurutuza, la segunda muy rigurosa... pero el Sevilla ya no tenía fuelle.