Rayo y Celta, dos equipos de corte fino, se revolcaron en el lodo en un encuentro de juego subterráneo y escaso fútbol. Madrileños y gallegos batallaron infructuosamente por la posesión y acabaron repartiendo más leña de la que se les presupone. Al final, el punto, como reza el topicazo, no dejó a nadie contento, especialmente a los de Andoni Iraola, que ansiaban afianzarse en la pugna por los puestos continentales.
Aproximaciones, contadas. Apenas una por bando, con las defensas como protagonistas. Fueron los olívicos los primeros en amenazar. Carrera portentosa de Carles Pérez con Catena y el ex del Barcelona que se topó en el mano a mano con Dimitrievski. El macedonio aguantó y ganó el duelo de nervios. La mayor posesión de los vallecanos no se tradujo en un ritmo fluido y sólo en el epílogo antes del intermedio levantaron al graderío. Isi Palazón deja pasar un balón de Unai López, y Comesaña, tras una excelente finta, estrelló un manso disparo contra un mar de piernas.
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Tardó en ganar pulsaciones el partido, excesivamente brusco y encorsetado. No fue hasta el último cuarto de hora cuando la cosa se animó y los franjirrojos bordearon el 1-0. Camello y Lejeune chocaron con la muralla Marchesín, seguro en sus intervenciones. Los celestes achicaron agua hasta el final y buscaron descaradamente un empate que les saca de la zona de descenso.