Todo pasó por sus botas. Todo surgió del mismo. Brais Méndez se doctoró ante el Villarreal (2-3) realizando un auténtico partidazo. Con un gol y dos asistencias, el canterano celtiña fue el gran protagonista de un triunfo que se fraguó a fuego lento en la primera parte y que acabó cayendo por su propio peso en la segunda.
Los goles de Brais, Yokuslu y Maxi Gómez fueron suficientes ante el doblete en los últimos minutos de Bacca. El Celta sigue en buena forma con su nuevo técnico y el Submarino, tocado y prácticamente hundido.
Dos estilos tan parecidos que se anularon entre ellos. Celta y Villarreal pusieron sobre el tapete ideas muy parecidas, con lo que el desequilibrio brilló por su ausencia. Pese a la igualdad entre ambos, las ocasiones no fueron precisamente escasas. Brais Méndez empezó a avisar cuando todavía corría el minuto 19 de encuentro, pero su remate se estrelló en la madera.
También hizo lo propio Trigueros, con una intentona de vaselina que se marchó por muy poco. Aun así, elgran peligro siempre provenía de botas visitantes. Aspas, Boufal y Brais volvieron a poner en apuros a Asenjo, que se erigió como el salvador del conjunto 'groguet'. Pero no lo pudo tapar todo. Méndez, a la tercera, sí logró batir al meta y poner la justicia en el marcador. El canterano aprovechó un pase atrás de Aspas para colocar un certero disparo al primer palo. Jarro de agua fría para el Villarreal justo antes del descanso.
En la reanudación el Celta se encargó de sentenciar el encuentro. Yokuslu, tras un libre directo botado por Brais, cabeceó a placer y Maxi Gómez, dos minutos más tarde, batió a Asenjo con un tiro cruzado. El conjunto de Cardoso dejó 'grogui' a su rival en apenas cinco minutos desatando las hostilidades en la grada, con un estadio que empezó a pitar a sus jugadores.
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Y no era para menos. El Submarino estaba haciendo uno de los peores partidos de la temporada ante un rival de su liga. Tras una reanudación para el olvido, el Villarreal tiró de carácter y echó el resto. Bacca, con un doblete, puso los nervios en el cuerpo de los jugadores celtiñas, que se fueron claramente hacia atrás buscando amarrar el triunfo. Gerard Moreno, en el descuento, tuvo el empate pero se estrelló con la madera. El Villarreal murió en la orilla.