El Atlético soporta la presión y gana al Celta gracias a la alianza entre Griezmann y Julián Álvarez

La clave del Atlético este año está en la presión. En todas sus formas. Sin intensidad frente al rival sus partidos se volverán una y otra vez en carreras a contrarreloj. Sin capacidad para soportar el peso de una inversión en fichajes como no se recordaba tampoco prosperará. En Balaidos supo aguantar la carga de un mal partido que desencalló gracias a la mejor de las alianzas que puede tener.

La que forjaron Griezmann y Julián Álvarez para no perder el tren de la Liga. Un regalo majestuoso del francés que el argentino convirtió en el único gol del partido con una puntera a través de la que hacer historia. Sufrió, pero sobrevivió Simeone en el desorden y llega al derbi contra el Real Madrid con menos descanso, pero con el poder que da un triunfo a última hora.

Giuliano, titular en los 500 de Aspas

La variedad de recursos con los que cuenta este año Simeone juega veces en su contra. Al argentino, como líder de la oposición, le va mejor la carestía de recursos. Con su guardia, su gente, como Gallagher, quien no es un 'pitbull' de caricatura. Es un hombre más importante de lo que imagina. Como Koke y Griezmann, 'Santísima Medular' de un equipo que necesita pensar más que antes.

Al 'Cholo' le han dicho este año que no se case con nadie. Ni siquiera con su hijo Giuliano, principal novedad en el once. Le asignó una tarea complicada. Carrilero, con vista 360º. Él, que se había hecho un nombre metiendo goles. No tuvo en el primer tiempo el control el Atlético del juego ni por aproximación. Reinildo hizo de Giuliano y de sí mismo contra un Borja Iglesias insistente. Abrazos y una amarilla para el mozambiqueño en un combate de varios asaltos.

Simeone se preguntaba qué ha de decirle a Sorloth para que entienda la premisa fundamental del Atlético: esfuerzo. Sin bajar balones y fijar centrales, el noruego se vuelve muy estéril. La lluvia transformó al Celta, que tuvo la ocasión más clara del acto inicial en las botas de Iago Aspas en su actuación número 500 con el conjunto vigués. Un disparo de leyenda, como lo es Oblak, imprescindible para sanar los males del Atlético. Su mano, abajo, dura, mantuvo el 0-0 para un equipo descarrilado, donde las bandas estaban clausuradas.

Sorloth, otro partido aciago en su cuenta

Una aproximación de Griezmann y poco más era lo que se llevaba el 'Cholo' al descanso. Los intermedios se están convirtiendo en un descenso a los infiernos donde debe remodelar la hoja de ruta de primeras partes descartadas. Es difícil meterse en la cabeza del preparador que más tiempo lleva en el cargo. Cuando parecía que iba a ingresar Rodrigo de Paul, después de ejercitarse al descanso, el primero en salir fue Julián Álvarez para dar descanso obligado a Koke.

Debilitar el centro del campo a costa de ganar presencia ofensiva con combinación más explosiva que forman el argentino, Sorloth y Griezmann. Una combinación que trituró el equilibrio y provocó una jugada que terminó en ocasión a bocajarro de Oblak frente a Borja Iglesias. El campo de minas en el que se mueve con soltura el Celta pasional de esta temporada, que se mueve entre la algarabía ofensiva y el sufrimiento defensivo. El portero esloveno era el mejor antes de que el partido entrase en la franja preferida del Atlético: la última media hora de juego.

Griezmann y Julián Álvarez encuentran la fórmula

Sus sensaciones eran mejores que las de un conjunto visitante sin ideología. Todo lo contrario que el estilo alegre del Celta. Simeone mutó a un 5-4-1 con Griezmann como referencia, pero sin el vértigo que requería la partida. Ver a Llorente apagado era suficiente para entender el desapego del Atlético.

La entrada de Riquelme activó al fin a los rojiblancos. Nahuel Molina salió de la guarida en la que estuvo metido hasta diez minutos antes del final del tiempo reglamentario. Envalentonarse tamién le hizo cometer errores como el que casi le cuesta un tanto en contra de Alfon. El Celta no tenía miedo y el Atlético demasiada prisa por resolver los problemas que sepultó Griezmann con la bombilla de siempre. La luminiscencia de un jugador único que puso un balón magnífico que definió a la perfección Julián Álvarez para dar un respiro al equipo que más sufre.