Tras la apoteosis vivida este miércoles en la Champions con el gol de Griezmann en el minuto 111 ante el Oporto regresaba el Atlético a la competición doméstica. Lo hizo con una convincente victoria ante el Celta que sirve a los rojiblancos para auparse a la cuarta posición de la tabla a la espera de lo que haga este domingo el Betis contra el Villarreal.
Fue el verdadero bautizo de Grbic con la elástica colchonera. El croata, que entró en el once por el tocado Oblak, evitó dos goles cantados del Celta con el partido 0-0. El primero, en un mano a mano con Larsen; el segundo, a la salida de un saque de esquina rechazando a bocajarro el remate de Hugo Mallo.
La 'chachoneta' había arrancado como un fórmula 1, pero se salió de la carretera cuando en una jugada vertiginosa Correa puso por delante al Atlético. El argentino culminó con un zapatazo a la escuadra una jugada preciosa de los rojiblancos al primer toque.
Con ventaja en el marcador el equipo del Cholo dio un paso hacia atrás. También en la segunda parte, cuando entró Koke por Lemar. La jugada, sin embargo, le salió de maravilla a Simeone, que vio como los suyos volvían a golpear por mediación de De Paul en un disparo con el interior del pie del argentino que golpeó en Unai Núñez y se coló en la red.
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Era el guión que el técnico del Atlético tenía en la cabeza. Como dar entrada a Griezmann cumplidos los sesenta minutos. El francés saltó al campo junto a Joao Félix. Pero el encargado de poner la puntilla al Celta fue Carrasco en una acción a lo Juan Palomo que el belga culminó con un disparo al palo corto. Los tantos de Veiga y Cunha ya fueron una anécdota.