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Nueva reválida ‘cateada’ en el examen continuo sobre Rubi. Alexis advirtió al técnico catalán, ratificado hasta San Mamés. Y La Catedral, menos fiera sin parroquia, pudo dictar sentencia. El Espanyol visita el jueves Heliópolis e, ironías del destino, el de Vilassar de Mar será probablemente historia.
La tarde en Bilbao invitaba a todo menos a fútbol. El sol empujaba al ‘poteo’ y a la cuadrilla en el ‘Botxo’. El gol tempranero de Iñigo Martínez acabó de aniquiliar el partido. El primer tanto con la elástica rojiblanca del central no pudo ser de más bella factura. Jugada estudiada. Unai López sirvió una falta rápida, Córdoba centró al corazón del área pequeña y recurso de tacón del defensa ante la permisividad de Marc Bartra. Gesto contrariado de Rubi y su Betis que se sumió en la tristeza. Sin noticias de los sevillanos, que apenas inquietaron a Unai Simón en una aproximación de Fekir.
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Iñaki Williams y Raúl García pudieron echar sal en la herida. El pecho de Joel Robles y el travesaño echaron el cerrojo. Incluso el ‘Búfalo’ Villalibre disfrutó de un taconazo que no encontró premio. Minutos antes, Simón salvó sobre la línea un remate de Fekir y Pizarro Gómez decretó un televisivo penalti de Iñigo por manos. Sergio Canales ejecutó a la ría de Bilbao y pudo firmar la carta de despido de su jefe.