Una vez conseguido el sueño de tener al equipo en Primera y cuando acaben todas las celebraciones, el Girona debe ponerse a trabajar de inmediato en muchos y complicados frentes.
Al margen de los temas estrictamente deportivos, donde el papelón que le viene encima al director deportivo, Quique Cárcel, es complicado, sobre todo porque deberá dar la baja a algunos jugadores que han contribuído directamente a la gesta del equipo, el tema que más preocupa en estos momentos es la ampliación de Montilivi.
Los estatutos de la LFP obligan a los clubs de Primera divisón a disponer de un estadio que tenga una capacidad mínima de 15.000 espectadores, lejos de los apenas 9.000 que tiene Monilivi.
En el club y en el ayuntamiento de la ciudad son conscientes de que el campo precisa urgentemente de una remodelación y la alcaldesa de Girona, Marta Madrenas, pide calma y aseguraba en los micrófonos de RAC 1 que "hace tiempo que estamos trabajando para ayudar al club en lo que haga falta".
En cualquier caso Madrenas reconoce que "el Girona, de entrada, no tiene intención de llegar a las 15.000 localidades en el estadio", pero sí ha afirmado que "si todo va bien se aumentará el aforo de Montilivo en 3.000 personas y más adelante en otras 3.000".
"De momento teníamos unos proyectos para mejorar los lavabos y los accesos al estadio, tanto si el equipo subía a Primera como si no".
El Ayuntamiento también ha iniciado conversaciones para ampliar las plazas de aparcamiento necesarias para acoger a más espectadores cerca de Montilivi y se están buscanos terrenos alternativos.
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La LFP, sin embargo, se muestra bastante permisiva y, al menos con equipos como el Eibar o el Leganés está teniendo manga ancha, ya que ninguno de los dos cumplen, de momento, con los requisitos que se exigen para poder jugar en Primera División.